domingo, 9 de junio de 2013

La urbe no le sienta bien al cerebro

http://elpais.com/diario/2011/08/14/sociedad/1313272801_850215.html



Preguntas:
1- ¿Cómo afecta a la salud el hecho de vivir en las ciudad?
2- Aporta algún dato estadístico de como afecta vivir en los barrios pobres de grandes ciudades a la salud.
3- ¿Es bueno o malo para la salud vivir en las ciudades?¿Desde siempre?
4- ¿Qué grupos de riesgo se han eliminado de la vida urbana para relacionarla como factor de riesgo para sufrir enfermedades mentales?
5- Desde la perspectiva de la salud mental ¿Cómo deben planificarse el crecimiento de las ciudades?
6- ¿Cuál es la relación entre la esquizofrenia y el hecho de vivir en la ciudad?
7- ¿Cómo se han medido las diferencias en la respuesta al estrés entre personas que vivían en un entorno rural o urbano? ¿Cuáles fueron los resultados? ¿Qué conclusión se sacaba de este estudio?

Respuestas:
1- Favorece la aparición de enfermedades mentales.

2- La tuberculosis en Osaka abscila entre 31 y 284 cada 10.000 habitantes según los barrios. Igualmente en NY la experiencia de vida es de 8 años en los barrios más pobres.

3- Desde mediados del siglo XIX existen mejores condiciones de salud en las ciudades que en el campo, desde la generalización del alcantarillado y el agua potable.

4- Pertenecer a una minoría, contar con mayor o menos red social, el acceso a los servicios médicos y sociales, el mayor consumo de drogas no se ha considerado a la hora de relacionar la vida urbana con las enfermedades mentales.

5- Considerar a la hora de planificar las ciudades la salud mental de los ciudadanos ampliando las redes de apoyo social, minimizando los factores de estrés, y favoreciendo los estilos de vida saludable (zonas verdes, instalaciones deportivas, etc..)

6- Se ha descubierto que hay una relación estadística pero no se ha encontrado la relación causante.

7- Andreas Meyer-Lindenberg escaneó el cerebro de voluntarios procedentes de entornos rurales y urbanos en situaciones de estrés social. Diseñó un curioso experimento: mientras 32 estudiantes resolvían problemas aritméticos complejos, los experimentadores los estresaban con comentarios negativos y actitudes reprobatorias.
De entre las áreas cerebrales que se activaban durante la prueba, dos variaban en función de la procedencia urbana o rural de los voluntarios. La amígdala, un área clave en el procesado de las emociones, se activó exclusivamente en quienes vivían en ciudades en el momento de la prueba. El córtex cingulado -la región PACC-, que contribuye a regular la amígdala y a procesar emociones negativas, se activó mas intensamente en quienes crecieron en ciudades. Los investigadores detectaron variaciones incluso según el tiempo transcurrido en la ciudad durante la infancia, y según el tamaño de la ciudad en cuestión.
La asociación aparecía tan clara que Meyer-Lindenberg desconfió y repitió el experimento con más voluntarios, teniendo en cuenta factores como edad, nivel educativo,ingresos, situación familiar, estado de salud, personalidad y estado de ánimo. Pero ninguno de ellos alteraba el efecto de urbanicidad, lo que sugiere que vivir en un ambiente urbano cambia la respuesta del cerebro en situaciones de estrés social.

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